miércoles, 25 de julio de 2018

La seducción responsable

          No es cierto que el flirteo se haya tornado imposible por mor de unas feministas radicales, seguramente lesbianas, que sitúan el cortejo bajo sospecha. No es cierto que ya no se pueda abordar a una mujer sin que una feminazi monte en cólera. Señor mío, si usted entra con respeto no sale escaldado, si usted hace de su capa un sayo, debe salir asaeteado...
        Miles y millones de hombres y mujeres se entregan a ese entretenido pasatiempo que es la seducción y me gustaría creer que despliegan sus dotes amatorias con cuidado de no caer en las formas machistas del patriarcado.
           El feminismo no está acabando con el flirteo, simplemente lo está tornando más responsable, más consciente de que aquello que teníamos por folklórico, por de toda la vida, era inaceptable si no respetaba la voluntad consciente de una de las partes. 
          Me gustaría creer que en las escuelas y en los institutos los milenials varones no se conducen con el asilvestramiento con el que nosotros lo hacíamos, aunque no estoy seguro, a tenor de algunas encuestas que cuestionan el comportamiento de esta juventud...Allá por el paleolítico de nuestra adolescencia en los años 80 y los 90 del pasado siglo XX meter mano a las chicas, levantarles la falda, ya sea de manera individual o en grupo eran cosas de críos, comportamientos que, únicamente merecían un cierto reproche cuando traspasaban una línea que obligaba a actuar a los progenitores adultos. Salvo en ese momento, el resto era Mad Max.
         Ahora es cuando, recordando aquella época, uno se sorprende de su pasado, cuando comprende la angustia, la impotencia y la vergüenza que pasaron las compañeras, cuando puede ponerse en su lugar, cuando se atreve a pedir perdón por esos actos retrospectivos y se complace de haber evolucionado desde el Homo Erectus, en un aprendizaje continuo que le implica en la educación de las futuras generaciones para que no sucumban a los mismos errores y respeten a sus partenaires. No importan todas esas coartadas que nos fabricábamos a modo de excusa: que si la chica no se resistía lo suficiente, que si vestía provocativa, que si su reputación dudosa, etc. las mismas excusas que adornan al depredador sexual actual. Un caballero que se tiene por tal no manosea, no pellizca, no roba un beso. Todo acto que necesita saltarse el consentimiento debe reputarse como abuso. Nada justifica molestar o importunar, profanar un cuerpo, actuar a la fuerza, un no es un no, no una respuesta abierta a la interpretación más favorable para quien interpreta.
Esto es un aprendizaje continuo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario