sábado, 18 de septiembre de 2010

JOAQUIN PHOENIX Y LOS EXPERIMENTOS CON LA FAMA Y LA MENTIRA

En el documental "I'm still here" se nos propone que asistamos a la caída de un actor de Hollywood, Joaquin Phoenix, que ha decidido dejar su brillante carrera en la interpretación para ser cantante de hip hop, y que, en el mismo transcurso del rodaje, se convence de que ese sueño es imposible y entonces se interna por un camino autodestructivo.
El director, Casey Affleck, acaba de confesar que todo es un montaje, ni Joaquin va a dejar la interpretación ni el tipo gordo y desaliñado en el que se ha convertido en los últimos años es el resultado de su caída en las simas del infierno, al contrario, todo es fruto de una tomadura de pelo, pero de una tomadura de pelo artística en la que Joaquin Phoenix por amor al arte de la interpretación ha decidido prestar su imagen y su nombre para componer un personaje que era él mismo o que jugaba a ser él mismo y para hacernos creer que era él mismo y que además ese yo que ha construido había caído en una suerte de pendiente sin frenos que le auguraba un futuro en el presidio o en el frenopático. Se han burlado del público porque han presentado como real lo que sucedía. Lo han llamado documental. No es que Joaquin Phoenix haya prestado su propia personalidad, experiencias, sentimientos, tics al personaje, el desafío es que Joaquin ha vivido 24 horas con el personaje, y, al contrario de lo que suele ser habitual para los actores, no ha podido desprenderse de él. Vaya mérito: cada individuo de la humanidad entera convive consigo misma durante 24 horas, cierto, pero un actor de Hollywood ha de soportar además el escrutinio de sus acciones volcado en los medios de comunicación. ¿A lo largo de estos años qué no se ha escrito, dicho, especulado de Phoenix, en ocasiones con fundamento y otras sin él? Encerrado en su impostura el objetivo era mostrar la caída de un ídolo de masas o, más bien, interpretar de manera creible la caída de un idolo de masas. Si nos lo creemos será para Oscar.