lunes, 27 de febrero de 2012

Echamos de menos a "Público"

         El último número en papel de “Público” salió este viernes 24 de febrero. El cierre afecta a 160 periodistas y colaboradores además de a otras empresas de manera indirecta. Con la desaparición de este periódico, el ecosistema comunicativo español es menos diverso y plural; una voz progresista y de izquierdas se apaga mientras el griterío de la derecha mediática es ensordecedor y mayoritario. “Público”, al igual que la Sexta y otros medios de la cadena MEDIAPRO, surgió también como una alternativa a “El País” dentro del PSOE: en la pugna Rubalcaba versus Chacón, PRISA iba con el primero y MEDIAPRO con la segunda.
       Como afirma Ignacio Escolar, ser un medio crítico les ha podido granjear ciertas reticencias de los anunciantes y algunos problemas de financiación. Asimismo, algunos lectores quizá dieron la espalda a un proyecto que intuían identificado con el PSOE en algunos extremos, o tal vez en España no hay voluntad ciudadana de apoyar un medio de comunicación progresista con aportaciones pecuniarias, o la irrupción de Internet resta lectores, o la crisis reorienta la financiación, etc. Las causas de una quiebra siempre son una combinación de diversos factores.
         El grupo Intereconomía saludó la quiebra con un editorial mezquino titulado "Hasta nunca Público".
El editorial y los comentarios paralelos demuestran que Intereconomía no se enfrenta a adversarios o a rivales ideológicos sino a enemigos, y, ya sabemos que, en esa dialéctica, la desaparición del otro, su silenciamiento físico o metafórico es una victoria. En cierto modo, se agradece que Intereconomía no muestre un gesto de deportividad, de grandeza o un mínimo de compasión, si quiera sea por esos 160 periodistas desempleados. Se agradece, porque, con este ejemplo de ruindad, nos dispensan a los demás de la hipocresía de lamentar la desaparición de su grupo. Cuando Intereconomía quiebre, día que espero que no tarde en llegar, lo lamentaré por los periodistas que pierden su empleo, no por un grupo de medios de derecha radical cuya aportación más notable es la manipulación, el dogmatismo, la carcundia; tan abundantes, por otra parte, a la diestra de la derecha, donde la caverna es su morada y todo troglodita tiene asiento. Si Intereconomía cierra, mejor, el fin de un medio de comunicación no es siempre el fin de la pluralidad ni de la diversidad. "Hasta nunca, Intereconomía".

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